MAGNUM 44 (Teatro): "Jesucristo Superstar", la devaluada sombra de aquel mito

No se qué interés puede tener montar un “Jesucristo Superstar” a finales de la primera década de 2000. Aparte, claro está, del puramente económico.
Los setenta, fueron años convulsos en muchos aspectos y se demandaban nuevos puntos de vistas, iconoclastas muchas veces, de viejas e inquebrantables verdades. Este caldo de cultivo provocó que el musical de Andrew Lloyd Webber y Tim Rice resultará un clamoroso éxito, allá donde se estrenase. Incluso Norman Jewison filmó una versión para cine.
Además, aquella nueva e irreverente propuesta sobre los últimos días de Jesús levantó obvias y muy virulentas ampollas en la heterodoxia religiosa.
En nuestros hoy apoltronados y muy cómodos días, poco hay que llame la atención y casi nada resulta provocador. Y lo que un día sirvió como revulsivo, como elemento carne de polémica, motivo de dialéctica, es ahora fagocitado, tamizado, reconvertido en viejo clásico con el que se comercia sin otro interés que el de apelar a lo seguro para hacer caja.
Los públicos, por otra parte, han cambiado notablemente. Los rebeldes, hippies y progres han sido sustituidos en las plateas por familias con críos que viene a ver a la chica de Operación Triunfo.Así, desde este punto de vista, poco más hay que buscar en el nuevo montaje de “Jesucristo Superstar” que ahora está girando por España. Poco más que un aséptico, desapasionado y simplón espectáculo sombra del original.
Y no es que ya no estén en el elenco actoral nombres de relumbrón como los Camilo Sesto, Teddy Bautista o Ángela Carrasco. No se trata de eso. Se trata de que, ya que hablamos del casting, éste es del montón, sin alma en las interpretaciones, sin color ni calor en las voces, sin la energía y la garra imprescindible (gritos aparte) para cautivar.
Ello además, queda más al descubierto si cabe cuando se usa una escenografía desprovista de detalles y un vestuario neutro que centran más si cabe la atención del espectador en lo que se cuenta (para nota son algunos detalles de traducción del original) y como eso llega a nuestros oídos. Ahí es fácil descubrir, por ejemplo, que a Jesucristo le faltan registros vocales, o que es difícil montar una orquesta/banda de rock a base de sintetizadores sin que uno tenga frecuentemente la sensación de escuchar música enlatada.
Grandes diferencias pues entre aquellos tiempos de riesgo y ruptura, a los que compensaba justamente el éxito, con estos otros en los que el reciclaje y el vivir de las rentas de otros son la dudosa virtud de quienes carecen de la imaginación imprescindible para crear o, al menos, actualizar con interés aquello que fue respetable mito hace demasiados años.
By Harry Callahan (más series, cine, teatro y música en www.cinemagnum44.blogspot.com)

"Jesucristo Superstar" se está representando desde el pasado jueves hasta hoy en el Gran Teatro Falla de Cádiz.

Comentarios

Montiel de Arnáiz ha dicho que…
Y digo yo, ¿la chica OT canta bien o solo es guapa?
Ventiladorcular ha dicho que…
Digo yo que "Jesucristo Superstar" es ya un clásico, como puede
serlo "West side story", por citar algún ejemplo.
Con lo que no estoy demasiado conforme es con que sea está una sociedad adormecida, y sea sinónimo de negatividad y por ese motivo, deje de sorprendernos o provocarnos. Precisamente, creo que porque hoy día se pueden hablar las cosas, sin miedo, tenemos la información necesaria para no escandalizarnos. La provocación, como efecto, y como causa, es, para mí, algo negativo. Como causa, es despreciable, y como efecto, desagradable de ser sentida. El hecho de que sea una reedición, de por sí, resta pegada al efecto sorpresa, pero por otro lado, así podremos centrarnos más en los efectos puramente artísticos.
Yo como siempre, con mis batiburrilos. Bueno, espero que se entienda la idea, aunque creo que no lo pillo ni yo. Güenooooo

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