NO ME APETECE (LA VOZ DE CÁDIZ - 7-08-13)


Me pide mi amiga Amelia que escriba sobre el problema en Gibraltar. Compartió conmigo un vídeo en el que aparece un barco inglés en la bahía de Algeciras arrojando bloques de hormigón al mar, mientras un pesquero español se mantiene en las aguas a riesgo de perder el alma y un patrullero de la guardia civil deambula con prisas, de un lugar a otro, sin alcanzar un destino. Investigo un poco y veo los trescientos veinticuatro comentarios de la publicación donde interviene gente como Almudena Stuart, Shane Moreno o Daniella Caruana. Algunos insultan, otros justifican. Me hacen perder todo el interés. Luego leo las noticias sobre el Ministro Margallo y el enésimo choque, las largas colas con altas temperaturas, la amenaza de cobro de tasa, el fantasma del nuevo cierre de la verja, el silencio de la alcaldesa de La Línea, los políticos socialistas enfadados porque se hable de esto y no del marido de Cospedal, y me digo: «Lo siento, Amèlie, hoy no me apetece».
Tampoco quiero hablar del casi extinto Trofeo Ramón de Carranza, degradado hoy a entrenamiento de pago, donde otrora compitieron grandes genios del balompié como Puskas, Gento, Di Stefano, Pelé o Mágico. Habré ido unas cinco veces en mi vida pero por muy flojo que fuera el cartel siempre había un aliciente: ver a un jugador del que se hablaba bien, cantar en la grada o cruzar en verde la Avenida en dirección a la playa limpia donde, al anochecer, los gaditanos bajan los tresillos de sus casas para hacer más cómodas las tertulias al calor de la barbacoa. También había quien se pasaba, y mucho. Botellones y peleas –aún recuerdo cuando, por un pinchito moruno, uno que hoy es portero de pub le partió la nariz a otro que hoy es Administrador de Fincas–. Hace tiempo que perdí la ilusión por ir a la barbacoa del Carranza -que se supone finiquita el verano un dos de agosto- cargado de chuletitas de cerdo y chorizos criollos, con un barreño de sangría y mi botella litrona de batido de vainilla. Ni aunque volvieran a ligar las dos guapas muertas de hambre con mi amigo Antonio MH a cambio de brochetas me apetecería comentar esto.
No deseo hablar igualmente de Inmaculada Michinina y su vídeo de youtube. Y eso que me gustó su eslogan, dirigido a los integrantes del pleno del Ayuntamiento de Cádiz, ése del «Déjennos tener dignidad». Habló la mujer con sentimiento, con un lenguaje áspero que salió del corazón de la que han denominado «portavoz de vendedores sin licencia del mercadillo de El Baratillo». Que tenga razón es otra cuestión. La lágrima y el vello de punta no deben discriminar. Y respetando muchísimo a la señora Michinina tengo claro que todos los que desde la oposición la han utilizado como crítica del «Teofilato» se lanzarían con un alfanje –a lo Pedro Cabrón– contra ella y la propia alcaldesa si se la subiera en la lista de espera y le concedieran la licencia que tan fervientemente solicita. Por eso, tampoco me apetece hablar de Michinina.
De lo que sí me apetece hablar hoy es de la libertad de expresión y de prensa, pero se me ha acabado el espacio y, si me paso, Rocío Vázquez me reñirá. Así que.

http://www.lavozdigital.es/cadiz/20130807/local/ultimaa-201308070836.html

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