DANDO EL CANTE


Los derechos de autor que defiende a ultranza la SGAE parecen haber dejado huella en Algeciras si ya se multa hasta por entonar una canción. Aunque no venga al caso, sí puede sonar a chiste, y es que tres jóvenes algecireñas nunca se podrían haber imaginado que por dejarse llevar por el Pon Pon de María Figueroa, canción pegadiza donde las haya, tendrán que pagar 60,10 euros cada una al Ayuntamiento de Algeciras por el supuesto incumplimiento de la ordenanza municipal de convivencia ciudadana.

Algunos por cantar ganan millones, pero se ve que en Algeciras "dar el cante" cuesta dinero. En la multa -según reza en la notificación fue a las 1:20 horas del 6 de noviembre del pasado año- que le puso la Policía Local, cuando estaban en el interior de un vehículo con las ventanas cerradas en la avenida Europa, tal y como ellas sostienen, se les sanciona por "cantar en tono elevado desde las 23:00 hasta las 7:00 horas en la vía pública".

Esta frase puede dar lugar a confusión y se puede entender de múltiples maneras, por esto ellas ya se han apresurado por crear un grupo en la red social Facebook en el que invitan a hacerse fan de "únicas que cantan ocho horas seguidas dentro de un coche y las multan". Y, por si fuera poco, ya se preparan para convocar a sus amigos y quien les quiera respaldar para organizar una manifestación contra las sanciones que les harán pagar 180 euros.

El pasado 11 de noviembre, según cuentan las implicadas, salieron de casa sobre las doce y media de la noche y, antes de entrar a un establecimiento de ocio, aguardaron unos minutos en el coche cuando la Policía Local les sorprendió cantando. En cualquier caso, apuntan que antes de que se dirigieran a ellas persiguieron, sin éxito, a un grupo de jóvenes que hacía botellón. Según explican solo dos de ellas estaban tarareando la canción al son del "pon pon" del estribillo, las ventanas estaban cerradas y no se trataba de ningún escándalo público.

Tras recibir la sanción se dirigieron a la comisaría y solicitaron una reunión con la edil de Protección Ciudadana, Cristina Garrido, que aún no ha tenido lugar. Las jóvenes consideran que se asimila su acción al hecho de hacer botellón en la vía pública. La multa fue impuesta sin un medidor de decibelios e incluso han ofrecido el vehículo para peritar el alcance del sonido. Dado el caso, mejor cantar Silencio de David Bisbal, al menos sonaría irónico.

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