CÓMO ESTOY CONQUISTANDO MADRID (II)

El día pasó rápido y a las siete y cuarenta y cinco pasadas mi hermano, mi mujer y yo entrábamos en el Palacio de los Deportes de Madrid. El ambiente era de gala, cientos de personas deambulaban por sus pasillos. Real Madrid - Utah Jazz, casi ná. Había controles de seguridad exhaustivos. Pero no pudieron impedirme la entrada. No es por dar envidia pero tenía la fila 0B, o lo que es lo mismo, la segunda línea de butacas a pie de pista. Uno de los controladores de NBA EUROPE se acercó a una chica y le dijo si quería participar en un concurso. Ella dijo que no, que había otra gente de Cádiz allí y que teníamos muy poca vergüenza. Se refería a mí. Una pista. Mi camiseta amarilla tenía el escudo del Cádiz C.F. Una señera futbolística en un templo del basket. El controlador me miró pero no dijo nada: buscaba una mujer. Yo le señalé a la segunda fila, donde Raquel esperaba que volvieramos con el agua. Fueron hacia ella como vampiros sedientos de la sangre de una doncella virgen. Ella es tímida, respetuosa. Rechazó la invitación. El controlador NBA me dijo si yo me atrevía. Le respondí que él andaba buscando una mujer y me dijo que le daba igual, que lo que había que tener era desparpajo. De eso me sobra.

En el tercer cuarto, casi al terminar, me raptarían y me llevarían al backstage donde estaría a medio metro de Detlef Schrempf y de Darryl "Gorila" Dawkins. Si no sabéis quiénes son estos dos no sois dignos de leer esta entrada. Me escoltaban las animadoras de los Jazz. El concurso era complicado: un baile de quince segundos. Mis contrincantes: una niña de diez años y un viejo americano de sesenta. Y yo debía haber sido una chica. Una controladora yanki me miró como un bicho raro. No me quería ahí pero ya no podía echarse atrás. Miraba mi camiseta del Cádiz y me dio una de NBA Europe para ponermela encima: no quería que aparecieran marcas distintas y la mía era KELME. No pasaba nada, la venganza, la última palabra, esa era mía siempre.

Hice migas con una animadora de los jazz, encargada de llevarme al centro de la pista. Por cierto, había 13.722 espectadores, según nba.com. Decía -en inglés- que no le gustaba la comida española a excepción del "ham". Me halagó que me dijera que hablaba muy bien el inglés. Era simpática, una asiática de pequeña estatura sin un gramo de grasa en el cuerpo. Igual que yo. Llegó el momento y le hablé al controlador español, al que me había seleccionado: la yanki va a pasarlo mal, por mis cojones que enseño la camiseta del Cádiz. La sonrisa maliciosa que dibujó su rostro demostró por qué compartíamos el genoma hispano.

El speaker del pabellon era un tipo llamado Pedro que me recordó rápidamente a Diego Armando Maradona. Era bajito, rechoncho y simpático.

Y entonces...


Comentarios

India ha dicho que…
De Cái tenía que zé,pisha...
Prozac ha dicho que…
Y entoces qué, juer que cabroncete estás hecho...sigue.
Jose Antonio Martín ha dicho que…
Pon el video del baile cabron. Si lo haces tienes carta blanca con tus codos toda la liga.
Montiel de Arnáiz ha dicho que…
próximamente la conclusión de mis peripecias madrileñas...

Os dejo q pierdo el tren!!!
vinti ha dicho que…
Baraka escogido para bailar, uhhh....no me lo pierdo....¡sigo leyendo!

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