¿CRISIS, QUÉ CRISIS?


El colmo ha sido el telediario. Me ha sentado mal la comida, afectando a mi dieta. Tras años y años de verlo obligatoriamente en el almuerzo la independencia, la emancipación, me permitió pasar por encima del noticiero, la violación, el asesinato y el etarra coquero graznando que no reconoce los tribunales españoles. Es más, pasaba hasta del parte meterológico. Pero uno vuelve a las malas viejas costumbres. Hay que estar informado, dicen. El telediario. Wall Street está en ruinas, Dow Jones es ahora "down" Jones, el Ibex tiene 35 puntos de sutura y los ingleses trinan porque sus ahorros -incluso los fondos de diferentes instituciones gubernamentales- están congelados, y no por el frío, en Islandia, donde ante la quiebra de los bancos, el gobierno nacionaliza las empresas privadas de créditos y paraliza la pasta. Todos los guiris asustados, sin poder alcanzar ni un euro, digo una libra, perdoneusté.


La crisis está aquí, que diría la niña de Poltergeist. Pero la crisis no es solo la de los mercados bursátiles, es también la de las instituciones mas antiguas, la del matrimonio y la familia, la de la justicia y sus funcionarios, la del empleo y la seguridad social, la del sector inmobiliario y hasta la del fútbol, donde Lapuerta -que rima con Atapuerca- dice con sorna que las últimas dos ligas no las ha ganado el Madrid sino que las ha perdido el Barça. Estamos en crisis. Los toreros del moroso, cobradores de frac, gilipollas disfrazados de pollos gigantes que persiguen a ciudadanos están en el cénit de su importancia.



¿Y el Euribor? Los bancos dan hipotecas en Yenes (o yens), la gente invierte en Panamá, y no paro de recordar viendo mi propio recibo de hipoteca la frase pronunciada en aquella peli de Bogart que mis queridos colaboradores cinéfilos sabrán ubicar con total corrección: "Vamos a un sitio donde el dinero dura más". Y da gracias que tienes trabajo, mucho trabajo, muchos clientes y algún moroso que otro. Da gracias. Aunque como me decía ayer mi compañera Silvia, ¿para qué? Ella preferiría -dice- ser tramitadora de compañía, cumplir el horario de 8 a 15, ganar 1.500 € y no saber nada de las historias de la gente. Si es que somos abogados por pura vocación.


¿Y de quién es la culpa? ¿De los que decían que no había crisis? ¿De la coyuntura económica mundial? ¿O simplemente es nuestra culpa, por haber nacido en esta época de inutilidad, partidismo, afiliaciones interesadas y mediocres a punta pala? Sin duda, la culpa es de Adam Smith, con su puta madre.

Comentarios

Ventiladorcular ha dicho que…
A ver cómo acabamos. El estado y la sociedad nos ha defraudado, como estaba escrito. El mundo del consumismo nos acabrá por consumir. Buen post.
india ha dicho que…
Sí que estamos jodidos,sí...y veremos cómo sigue la cosa...pero lo que más jode es que los que causan,los que especulan,los que se benefician,los que siempre ganan,...esos no se ahogan como nosotros,no pasan noches en vela pensando en la hipoteca y demás recibos,no miran las destrozadas zapatillas de sus niños,ni buscan y rebuscan para vestirlos en el mes de libros,contribución y seguro de coche...Dios!qué agobio tengo en lo alto!Yo también me cago en la puta que parió al Smith este,sí!

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