INVISIBILIDAD

Estás sentado, pensando que no perciben tu presencia (cosa extraña cuando uno es grande como una montaña y lleva un polo de colores fosforescentes), creyendo que tu invisibilidad te protege de la estupidez de la gente. Aparece una camisa de rayas de colores tapada por un pantalón vaquero, llevando ambos a un chuleta pureta. Tipical puretish. Tras tontear con la camarera, a la que interroga por su marido, o novio, o pareja o ya no estás con él, y vigilar el paseo de una esbelta joven en minifalda. El sujeto, que no percibe mi existencia crítica a su lado, le dice a la primera: "ponme un vidrio, con agua". No se puede tener más literatura en menos arte. Y sólo yo, el hombre invisible, lo he percibido desde mi oscuridad visual.

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