LA DIOSA ALAYA - La Voz (30-05-12)


LA DIOSA ALAYA

No se tiene culpa del nombre de uno. Suele provenir, aunque no es siempre una regla indiscutida, de la unión de los apellidos de padre y madre. Otras ocasiones, de la falta del primero. Pero si naces en Badajoz (1951) y te llamas Emilio de Llera Suárez-Bárcena, con tan extenso nombre has de ser alguien de pro, que decían los próceres. Sin restar méritos, que los tiene a espuertas, al nuevo consejero de Justicia, Interior, Emergencias, Espectáculos Públicos, Violencia de Género y Políticas Migratorias, el otrora fiscal ha empezado con poco garbo su labor de consigliere. Pero valayamos por partes. De Llera no ha tenido mejor idea que dejarse caer por la que no es la Ciudad de la Justicia de Cádiz dejando claro que quizá la vean nuestros nietos. Vamos, que se mienta la soga en la casa del ahorcado, se muerde la mano que te da de comer y se mete el dedo en el ojo al tuerto rey, todo en uno. 

A día de hoy, lo único que hay de la Ciudad de la Justicia en Cádiz son los funcionarios de carrera, que seguirán ahí cuando se inaugure, allá por 2.027; funcionarios ésos a los que quitan 2.400 € al año justo después de haber votado a quiénes les habían dicho que los que recortaban eran los otros y no ellos. Y Don Emilio llega al nuevo Juzgado de Menores y se encuentra un piquete en la puerta, mais non precisamente de izquierdas, que es lo que marca la progresía sindical. Silbatos, carteles y gominolas. Y el Fiscal -cabello monocromático, poco acostumbrado a ser silbateado- tuerce el gesto y se introduce en las instalaciones. Es la soga en la Casa de la Justicia del Ahorcado. Y nuestros pleitos cogiendo polvo y prescribiendo y caducando en la instancia, con esta extraña disparidad de competencias en Justicia que no llego a entender porque creo en la gestión centralizada de la aquélla. 

A Don Emilio, sigamos, le ha dado como nos da a todos por la Juez Alaya: su piel blanca y tersa, el gesto altivo y orgulloso, la mirada inteligente. Una bellezón de señora. Como mi abuela Fina, que además no era Juez. El recién nombrado abrió por la página tres el Manual del Buen Consejero de la Junta y sentenció su "no comparto la prisión a Antonio Fernández", que es un “llora como un político lo que no supiste defender como un jurista”; lo que al cambio viene a ser en Boabdilés un "Ay de mi Al-aya!". Y si Valderas se refirió a las mamas de una rival -hoy aliada- el señor de Llera muestra su sorpresa por la magnífica instrucción del caso ERE, pareciéndole Alaya la Diosa Shiva con una mano en el código penal, otra en la LECrim y atusándose con otra el bello y oscuro melenón: ¡Guapa! le dice el Fiscaljero, consejeral, o como dígase en Badajoz (1951). Con todo lo que trabaja y lo guapa que está. Y alguno que se dice para sí que ojalá afeara un poquito.

Enrique Montiel de Arnáiz

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