LLEGAN Y SE VAN

Nos anuncian que Zoido dejará la presidencia del PP andaluz. Nos anuncian que Susana Díaz tomará la presidencia del PSOE andaluz. Zoido se centrará en Sevilla. Susana se centrará en España. Ya lo dijo Ignacio Camacho en su preclara conferencia de la semana pasada en el Hotel Parador Atlántico de Cádiz, organizada por La Voz de Cádiz y ABC: Susana va a ganar las próximas autonómicas, ya le pongan por delante a Fátima Báñez, a Cañete o a Esperanza Oña (Ignacio no dijo nada de José Luis Sanz, que será el que sea). Dijo que tenía una gran habilidad: aprende rápido. Ese don está al alcance de unos pocos pero inteligentes. Personalmente, me preocupa verla amparada por tanto personaje que tan poca confianza y tranquilidad me ha dado: Zapatero, Mario Jiménez, Griñán, Chaves, y esa mujer rubia que era la número 2 de Rubalcaba y peleaba el uso de los hospitales públicos mientras se operaba en un privado. Ahora mismo no me sale el nombre. Cuando todo el mundo arremetía contra Susana Díaz un sentimiento de defensa de la injusticia surgía en mí. Es cierto que tiene una imagen que no gusta de primeras, no sé -no quiero- definirla, pero me parecía injusto atacar a alguien por terminar la carrera en 10 años, ser trianera o capillita. Sí me disgusta su nula experiencia laboral, aunque hoy día hay que tener en cuenta que la política es una profesión como cualquier otra, cuyo Máster de perfeccionamiento se mama en las Juventudes Generaciones. Pero tiene el beneficio de la duda. Y aprende rápido.

Lo de Zoido no sé cómo interpretarlo desde esta tan cercana lejanía. Quizá prefiera defender el terrenito ganado de la Sevillanía. Probablemente haya baremado sus opciones de victoria frente al huracán del nuevo socialismo andaluz (con el permiso del viejo comunismo andaluz) y haya pensado aquello de cabeza de ratón o cola de león. Se retira a la vida contemplativa que no es otra que la torrija de La Campana, el paseo del Cachorro y el derby de palanganas y verdiblancos. Y el azahar en la primavera. Con Arenas out y Zoido en retirada, aparecerá una nueva figura con más poder orgánico que conocimiento social y, como dijo Camacho, tendrá que comprometerse para seis años. Los dos hasta la derrota y los cuatro en la oposición. Luego llegarán las compensaciones por tanto amor al partido. Por lo pronto, seguiremos esperando que Sánchez Gordillo dimita por su condena, envejeciendo al atardecer, como un vino en barrica de roble. Hasta que nos piquemos de tanta espera.

@montieldearnaiz

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