FIVE MILLION PARADEICHON (La Voz 30-10-11)

FIVE MILLION PARADEICHON

​Redondeando al alza. La cifra es un poco inferior aunque en breve llegaremos a esa parada. Lo preocupante es, sin embargo, que ni siquiera estamos en la cresta de la ola de la crisis y ya hemos extraviado la tabla de surf. Aún nos queda lo peor, sufrir el Tourmalet del fin de mes, las fatiguitas de la hipoteca, el lucro incesante de los subasteros y sus compinches en notarías, registros y juzgados. Ahora, como en la montaña rusa: Agárrate que vienen curvas. Y el pobre españolito, antaño terror en los tercios de Flandes, numantino indomable, domeñador de la morería, descubridor y desvirgador de la América escondida, matador de gabachos; ese español Alatriste, rápido de lengua y estoque, está hoy deprimido. Y despedido. Ya le pasó a Don Rodrigo Díaz de Vivar, que lo despidieron. Y se fue a la competencia, como la falsa moneda, aprovechando que en tiempo de los moros no había prohibición de concurrencia entre Alfonsos y Al-Muqtadires.
​Podríamos buscar culpables: El modelo empresarial, la corrupción sindical, una legislación torticera, negligencia gubernamental, la ruina del €uro, el vampirismo bancario o la falta de productividad del trabajador. Ninguna de ellas nos satisface por sí sola, aún siendo todas parte del cónclave. Ahora bien, algo hay que cambiar; no puede ser que los españoles sólo nos pongamos de acuerdo para defendernos del enemigo común, cuando vemos que nos jugamos habas e hijuelas, cuando el adversario pretende llevarse a nuestra esposa y no a nuestra suegra, a nuestro hijo y no a la criada que lo lleva al colegio privado que, sin embargo, pagamos todos, concertándolo con fondos públicos (medida que sospecho habrá iniciado la derecha; perdón, en mayúscula: La Derecha).
(¿Cómo dice? ¿Que el concierto escolar no lo hizo Alianza Popular? ¿Que era más barato concertar que construir colegios y sacar plazas de maestros? No se muerda la lengua, que se va a envenenar. Qué cosas se le ocurren.)
​Pues voy yo, valiente –ignorante- y le pregunto a un señor barbudo que ha hecho pellas en el Congreso de la Abogacía de Cádiz en el que Peces-Barba ha liado el guirigay, que si pienso que no debieran concertarse los colegios privados, que qué soy. “¡De izquierdas!”, me contesta con alborozo y sorpresa (noto la duda en sus labios). “¡Yo pienso igual, que los políticos de mi partido deben dar ejemplo y usar la sanidad y la educación públicas obligatoriamente!”. Poca vida tienes en la política, amigo mío socialista, siendo honrado y congruente. Pronto llegará un jefecillo de entreplanta, un personaje inculto y abigarrado disfrazado de Risto Mejide y te dirá que “tú sí que no vales”. Y habrá un parado más, uno que no cotizaba ni llevaba el pan a su casa y a la del vecino, vía Seguridad Social. Y con tu despido, se habrán usado ya cinco millones de maneras de despedir y habrá que trucar el cuentakilómetros y empezar de cero.

​Enrique Montiel de Arnáiz

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