OPOSITAR PARA SER LIBRES
Antonio, Anxos y Maricarmen.
Los dos primeros son amigos, la última, recién conocida amiga de amigo. Todos ellos tienen en común su condición de opositores.
Antonio lleva casi 10 años hipotecando su futuro a una prueba de acceso a la profesión de notario dividida en 3 ó 4 exámenes. Varias veces ha superado el primero. El segundo se le atasca. Este año ha decidido -o le han pedido- que sea el último: si aprueba el segundo, los siguientes son casi de trámite. Si suspende, su futuro laboral todavía es una incógnita, pero una cosa está clara: volverá a vivir, sea como sea.
Anxos es Ángeles en gallego, como ella es. Una amiga de la adolescencia, muy muy especial. Su oposición a judicatura es una apuesta suya personal. Quizás algún día tenga que estar pidiéndole la venia mientras ella, recortando una sonrisa, mire el papel encima de su mesa. Me dijo que lo intentó el año pasado, sin mucha suerte. Este año se ha vuelto a examinar, supongo. Sé que el examen fue esta semana pero no quiero llamar, me da miedo. La vida da muchas vueltas y hay que tener fortaleza de espíritu, como ella la tiene aunque la propia vida le haya dado andanadas con demasiada frecuencia.
A Maricarmen no la conozco de mucho, quizás de dos o tres veces. Sé que preparaba el examen para Fiscal -fiscala, diría Bibi Aído- y que, tras cinco años, ha vuelto a suspender. Y lo deja. Se ha casado hace poco y quiere una solución a su incógnita vital. Una oposición a la administración de justicia, otra al cuerpo jurídico de la Armada española... Las opciones tienen diferentes carices y hay que sopesarlas.
Los tres coinciden en dos cosas: Todos han estado opositando. Todos están esperando al resultado -positivo o negativo- de la prueba para poder vivir. No se oposita por aprobar, sino para volar.
Los dos primeros son amigos, la última, recién conocida amiga de amigo. Todos ellos tienen en común su condición de opositores.
Antonio lleva casi 10 años hipotecando su futuro a una prueba de acceso a la profesión de notario dividida en 3 ó 4 exámenes. Varias veces ha superado el primero. El segundo se le atasca. Este año ha decidido -o le han pedido- que sea el último: si aprueba el segundo, los siguientes son casi de trámite. Si suspende, su futuro laboral todavía es una incógnita, pero una cosa está clara: volverá a vivir, sea como sea.
Anxos es Ángeles en gallego, como ella es. Una amiga de la adolescencia, muy muy especial. Su oposición a judicatura es una apuesta suya personal. Quizás algún día tenga que estar pidiéndole la venia mientras ella, recortando una sonrisa, mire el papel encima de su mesa. Me dijo que lo intentó el año pasado, sin mucha suerte. Este año se ha vuelto a examinar, supongo. Sé que el examen fue esta semana pero no quiero llamar, me da miedo. La vida da muchas vueltas y hay que tener fortaleza de espíritu, como ella la tiene aunque la propia vida le haya dado andanadas con demasiada frecuencia.
A Maricarmen no la conozco de mucho, quizás de dos o tres veces. Sé que preparaba el examen para Fiscal -fiscala, diría Bibi Aído- y que, tras cinco años, ha vuelto a suspender. Y lo deja. Se ha casado hace poco y quiere una solución a su incógnita vital. Una oposición a la administración de justicia, otra al cuerpo jurídico de la Armada española... Las opciones tienen diferentes carices y hay que sopesarlas.
Los tres coinciden en dos cosas: Todos han estado opositando. Todos están esperando al resultado -positivo o negativo- de la prueba para poder vivir. No se oposita por aprobar, sino para volar.
Comentarios
Se perdió un gran maestro pero se ganó un magnífico cargador de rollos de papé pa cagá.
Por cierto contigo se ganó un gran abogado y se perdió un magnífico capahuevos
(pd, espero que la ironía sea captada, que nunca se sabe.....)
En fin para que veas que si te leo de vez en cuando. Un besote gordo.