CALÉ BARROCA (La Voz)
CALÉ BARROCA Ocho mil trescientos trece. Esa es la cifra de gitanos expulsados de la France con destino a Rumanía hasta el día de hoy. Ha dado igual que muchos fueran ciudadanos de un país miembro de la Unión Europea, poseedores, por tanto, del Derecho a la libertad de circulación. Y ha dado lo mismo porque, en relación a las medidas de expulsión de los gitanos, a Nicolás Sarcozy le apoya –según las encuestas- el cuarenta y ocho por ciento de la población francesa. Se les monta en el avión, trescientos euros en el bolsillo y para casita. Pero Rumanía no es el único hogar del pueblo zíngaro, romaní, calé, gitano. Son los auténticos globalizadores del oriente-occidental, el nexo étnico de unión. Fueron los primeros “ciudadanos del mundo”, nómadas que buscaron su suerte en las carreteras de parajes tan lejanos como diferentes a los propios. En realidad, todos somos gitanos por parte de padre o madre: en algún momento hemos tenido que marchar de nuestro hogar para buscar nuestro dev