WALKING DEAD EN CEUTA
WALKING DEAD EN CEUTA La Voz - 16-01-11 El helicóptero hizo un breve escorzo y enderezó antes de iniciar altura. El rumor de las hélices sombreaba el sol del diáfano día que era y el piloto –gafas “Ray-ban”, pelo engominado, “self-confident”- saludó con un gesto marcial a la azafata –rubiasca, siliconada, encantada de haberse conocido- y pisó el embrague que tengan los helicópteros para que aquello comenzase a avanzar. Y cómo avanzó. Algeciras-Ceuta en 7 minutos. La nave apenas oscilaba y sobrepasó el estrecho sin esfuerzo. No conocía la ciudad autónoma de Ceuta, no sabía de su chiringuito en la playa, de su eterna calle del Rivellín, plena de tiendas de lujo y de joyerías impresionantes como la de “Chocrón”, donde me trataron con una simpatía que vende relojes. Tampoco conocía sus impresionantes murallas, ni el monumento al legionario y la cabra, ni sabía que me cruzaría por allí con Andoni Goicoetxea, nuevo entrenador del Ceuta, al que enseñaban el lugar. Me encantó que no