INCUMPLIMIENTO DE PROMESA DE MATRIMONIO
Decía Platón que donde reina el amor, sobran las leyes. Una soberbia frase que, al parecer, nunca escucharon estos dos jóvenes. Ni José ni Josefa lograron entenderse después de su ruptura sentimental, que se produjo casi un mes antes de la boda que les iba a convertir en marido y mujer, tras varios años de noviazgo. El desencuentro llegó hasta tal punto que, ahora, quince meses después de aquel tijeretazo al amor, José y Josefa vuelven a verse las caras, pero en el juzgado de Primera Instancia de Murcia y con las leyes de por medio. «Parece que no aprendieron mucho de los cursillos prematrimoniales que recibieron», según apostilla el elocuente sacerdote de Beniel que les iba a unir en santo sacramento, Manuel Amatriain, párroco de San Bartolomé Apóstol, el escenario de una boda que nunca llegó a celebrarse.
El caso es que estos dos ex novios, naturales de Beniel, pasaron del amor a los banquillos de los juzgados en sólo un paso. El que dio ella, que decidió demandar a su ex novio José por «incumplimiento sin causa de promesa cierta de matrimonio», por el que le reclama 20.454 euros de los gastos que Josefa ha tenido que desembolsar por diferentes conceptos relacionados con el futuro matrimonio que iba a contraer con José, según consta en la demanda interpuesta por Josefa, a la que ha tenido acceso este periódico. El artículo 43 del Código Civil, indica, según la demanda, que «el incumplimiento sin causa de la promesa cierta de matrimonio hecha por persona mayor o menor emancipado sólo producirá la obligación de resarcir a la otra parte de los gastos hechos y las obligaciones contraídas en consideración al matrimonio prometido. Esta acción caduca al año desde el día de la negativa a la celebración».
Josefa, según consta en la demanda, abonó 2.719 euros por los electrodomésticos, 2.838 por el menaje de la vivienda, 10.000 euros por los muebles, 2.296 por las cortinas y casi 2.000 por la iluminación del futuro domicilio conyugal. Sin embargo, todos estos enseres se colocaron en el piso de José y, tras la cancelación de la boda, allí permanecen. Además, según la demanda, el padre del novio instó a Josefa a vaciar el piso en el que se alojaba, ya que era de su propiedad.
Tras varios intentos fallidos de llegar a un acuerdo, ayer se celebró el juicio en el juzgado de Primera Instancia de Murcia, donde José y Josefa ni se dirigieron la palabra. Pese a que la juez prohibió la entrada a los medios de comunicación a esta audiencia pública argumentando que se trataba «de la intimidad de dos personas», La Verdad pudo hablar con los dos implicados tras la celebración de la vista. José, quien llevaba como defensor al abogado Fermín Guerrero Faura, aseguró que estaba «de cine» y que Josefa puede pasar a recoger todas esas cosas que reclama «cuando quiera». «Salgo satisfecho -añadió-, porque el juicio ha ido como tenía que ir. No tengo nada en su contra, ella es la que ha demandado porque me quiere sacar el dinero».
Josefa, por su parte, dijo a la salida de los juzgados que su ex novio y los testigos de la parte del demandado «han dicho muchas mentiras», aunque acabó el juicio «contenta». Ambos se mostraron esquivos con la prensa y no quisieron hacer más declaraciones.
El que sí habló sin tapujos fue Manuel Amatriain, el sacerdote de Beniel que les iba a casar y que ayer acudió a la vista por orden del juez para aportar el certificado eclesiástico que demuestra esas intenciones de matrimonio. «Les veía una pareja enamorada, ilusionada... como cualquier pareja de novios que decide casarse. Lo que pasó no lo sé. Son cosas de la vida y del amor, pero no tendrían que haber llegado hasta aquí. Los enamorados muchas veces pierden la razón. Lo que está claro es que no aprendieron mucho de los cursillos prematrimoniales que impartimos en la parroquia». De todas maneras, el propio párroco matiza que, pese a que les conoció en los cursillos, «muchos de los novios van aestos cursos para cubrir el expediente, y yo no soy no psicólogo ni juez para profundizar más en ellos. No sé lo que pudo pasar, pero está claro que no acabó bien».
El caso es que estos dos ex novios, naturales de Beniel, pasaron del amor a los banquillos de los juzgados en sólo un paso. El que dio ella, que decidió demandar a su ex novio José por «incumplimiento sin causa de promesa cierta de matrimonio», por el que le reclama 20.454 euros de los gastos que Josefa ha tenido que desembolsar por diferentes conceptos relacionados con el futuro matrimonio que iba a contraer con José, según consta en la demanda interpuesta por Josefa, a la que ha tenido acceso este periódico. El artículo 43 del Código Civil, indica, según la demanda, que «el incumplimiento sin causa de la promesa cierta de matrimonio hecha por persona mayor o menor emancipado sólo producirá la obligación de resarcir a la otra parte de los gastos hechos y las obligaciones contraídas en consideración al matrimonio prometido. Esta acción caduca al año desde el día de la negativa a la celebración».
Josefa, según consta en la demanda, abonó 2.719 euros por los electrodomésticos, 2.838 por el menaje de la vivienda, 10.000 euros por los muebles, 2.296 por las cortinas y casi 2.000 por la iluminación del futuro domicilio conyugal. Sin embargo, todos estos enseres se colocaron en el piso de José y, tras la cancelación de la boda, allí permanecen. Además, según la demanda, el padre del novio instó a Josefa a vaciar el piso en el que se alojaba, ya que era de su propiedad.
Tras varios intentos fallidos de llegar a un acuerdo, ayer se celebró el juicio en el juzgado de Primera Instancia de Murcia, donde José y Josefa ni se dirigieron la palabra. Pese a que la juez prohibió la entrada a los medios de comunicación a esta audiencia pública argumentando que se trataba «de la intimidad de dos personas», La Verdad pudo hablar con los dos implicados tras la celebración de la vista. José, quien llevaba como defensor al abogado Fermín Guerrero Faura, aseguró que estaba «de cine» y que Josefa puede pasar a recoger todas esas cosas que reclama «cuando quiera». «Salgo satisfecho -añadió-, porque el juicio ha ido como tenía que ir. No tengo nada en su contra, ella es la que ha demandado porque me quiere sacar el dinero».
Josefa, por su parte, dijo a la salida de los juzgados que su ex novio y los testigos de la parte del demandado «han dicho muchas mentiras», aunque acabó el juicio «contenta». Ambos se mostraron esquivos con la prensa y no quisieron hacer más declaraciones.
El que sí habló sin tapujos fue Manuel Amatriain, el sacerdote de Beniel que les iba a casar y que ayer acudió a la vista por orden del juez para aportar el certificado eclesiástico que demuestra esas intenciones de matrimonio. «Les veía una pareja enamorada, ilusionada... como cualquier pareja de novios que decide casarse. Lo que pasó no lo sé. Son cosas de la vida y del amor, pero no tendrían que haber llegado hasta aquí. Los enamorados muchas veces pierden la razón. Lo que está claro es que no aprendieron mucho de los cursillos prematrimoniales que impartimos en la parroquia». De todas maneras, el propio párroco matiza que, pese a que les conoció en los cursillos, «muchos de los novios van aestos cursos para cubrir el expediente, y yo no soy no psicólogo ni juez para profundizar más en ellos. No sé lo que pudo pasar, pero está claro que no acabó bien».
Comentarios
Curioso caso que quitando lo drámatico de la situación tiene su lado un tanto cómico. Quizás mejor romper antes de la boda que una vez casados, pero en este caso, da igual porque casados o solteros se han visto en los juzgados.
Saludoss.
Es que son cosas que hay que pensar bien.
Ya veo que estas cosas siguen ocurriendo hoy, aunque con otras connotaciones.
Me gusta mucho tu redacción. Soy de Cádiz y vivo en Sevilla.
http://comeencasa.blogspot.com/2009/03/me-llamo-carmen-toscano-cavana-y-naci.html