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Mostrando entradas de junio, 2014

Asesinato playero

Un poco de viento de poniente transportaba el aroma de las algas sobre volando las subas blancas de fina arena. El espectáculo del fulgor espumoso de las olas de la bajamar, una bajamar aún calurosa, hipnotizaba a Lucrecia Girón, que se ubicaba en la orilla hasta que las olas empezaban a romper el agua en dos y le mojaban el pareo. Lucrecia disfrutaba sus quince días de vacaciones como quien se siente acreedora del derecho a desconectar por el deber cumplido. Lejos quedaban los últimos encargos de Corazón Negro, las persecuciones por las calles de Berlín, el tiro de entrada y salida que la atravesó su hombro a pocos centímetros del hueso, que casi la finiquita en Firenze por desangramiento, el blanco fácil en Lyon. Lucrecia Girón había nacido en Uruguay pero era de cualquier lado donde hubiera un buen negrazo con reloj de oro. Había cambiado de domicilio más veces de las que podía recordar aunque realmente no los consideraba domicilios, sino prácticamente pisos francos. Picaderos de te

Fragmento de Parábola de Cervantes y de Quijote

Harto de su tierra de España, un viejo soldado del rey buscó solaz en las vastas geografías de Ariosto, en aquel valle de la luna donde está el tiempo que malgastan los sueños y en el ídolo de oro de Mahoma que robó Montalbán. En mansa burla de sí mismo, ideó un hombre crédulo que, perturbado por la lectura de maravillas, dio en buscar proezas y encantamientos en lugares prosaicos que se llamaban El Toboso o Montiel. Vencido por la realidad, por España, don Quijote murió en su aldea natal hacia 1614. Poco tiempo lo sobrevivió Miguel de Cervantes. Para los dos, para el soñador y el soñado, toda esa trama fue la oposición de dos mundos: el mundo irreal de los libros de caballerías, el mundo cotidiano y común del siglo XVII. No sospecharon que los años acabarían por limar la discordia, no sospecharon que la Mancha y Montiel y la magra figura del caballero serían, para el porvenir, no menos poéticas que las etapas de Simbad o que las vastas geografías de Ariosto. Porque en el

EL COMIENZO DE LA NOVELA PERDIDA

Ordenando una estantería llena de miles de libros ha aparecido la novela perdida, la que guardé en un cajón invisible, la que algún día desaparecerá del todo. Copio el inicio, sorprendido de verme en el pasado, como un Charles Xavier borracho y con barba. Espero que os guste. VIENTO PRIMERO Los vientos eran rojos, violentos, amantísimos, ensimismados en sangre, manchados de tinta, reflejados en celestes cisnes voladoras que diluviaban en verano, qué extraño, no debiera, cóleras que llueven, nubes violáceas y unos pocos asistiendo a la armonía de los vientos y las lluvias y las aguas como restos que quedan en los hornos de carbón después de apagados. No siempre estuvo así de asesino el cielo, con el viento como compadre de desmanes, sino que empezó como principia siempre el manto del señor, plegándose por el movimiento de los sollozos escalofriantes del poniente.  - Qué rojo está el cielo hoy, ¿no cariño? - Eso es que mañana nos mojamos, de eso no dabe duda. - Qué ex

Montielitos

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Verlos crecer, floreciendo a ultravelocidad ante mis ojos, cansados pero míos. Verlos y mirar al lado, el país que quieren romper algunos, la sanidad cada día más lejana, el trabajo más y más esquivo. Los veo y pienso: su padre es el único que podrá ayudarlos dentro de tres lustros. Tristeza...

MÁS BORRADORES DE BULERIAS NAZIS

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BORRADORES DE PORTADAS HASTA LLEGAR A BULERIAS NAZIS

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Diseños de Carlos Rodón Prueba de cámara con la tela de mi saco de mi toga de fondo. Jugando con el anterior título que iba a tener el libro. Experimentando sobre la genial imagen de la mano de Camarón de la Isla, de García Alix

PRIMARIAMENTE: NO PODEMOS

Si en algo le doy la razón a Pablo Iglesias -un tipo aparentemente sensato y preparado, quizás demasiado preparado, como Albert Rivera- es en su definición de las "castas" políticas. El hecho de que los principales partidos políticos tengan un sistema estatutario tan inmovilista no hace sino dar la impresión a los que observamos desde la calle, de que no hay tanta transparencia como predican. En los últimos años hay otro concepto que nos sale al encuentro cada dos por tres: las primarias. No voy a buscar el sentido etimológico del término y tampoco me voy a detener en su significado histórico, pero de un tiempo a esta parte la necesidad, búsqueda y solicitud de primarias se ha hecho cuestión fundamental en la organización y conformación de un partido. El problema es que los que están dentro no quieren salir y los que están fuera quieren entrar. Esa es la cuestión que ha de resolver unas elecciones primarias, que, a fin de cuentas, son transparencia hecha votación. Lo