MICRORRELATO - EL CÓDIGO ROJO
El abogado confiaba en encauzar el interrogatorio. Comprimía con la mano derecha su estilográfica de la suerte, una Cross en la que un potrillo de h ilos dorados relinchaba sobre un fondo carmesí. La juez, una belleza altiva que solía intimidar a los letrados más jóvenes, fue su novia hasta que él la dejó en el altar. Parecía estar disfrutándolo. L e preguntó con ironía si iba a formular alguna otra pregunta, pues se hacía tarde y debía recoger a su hijo de la guardería. ¿ Sería suyo? , dudó e l letrado . Observó a la juez, ayer pragmática y hoy espinosa como un cactus, que le exigía acabar. La miró pero vio a su antigua co mpañera de banca en la facultad; a la persona que le enseñó el amor. La roja estilográfica le otorgó la inspiración y , afianzando los pies en el piso , preguntó al R ey: Majestad, ¿o rdenó promulgar el código rojo ?