¿ SOÑARÁN LOS CHECHENOS CON RUSOS ELÉCTRICOS ? (y I I )

No es por falso Patriotismo. Pero me sigue pareciendo una decisión de lo más desafortunada la concesión de un premio al "pueblo francés" relacionado con las Cortes de San Fernando y Cádiz. Y parece ser que la decisión ya no tiene vuelta. Esperemos al menos que no vengan todos a recogerlo, no tendriamos posada para tantos ni tanta variedad de quesos ni pañuelos para el cuello.
Decía la Constitución del Doce algo así como que todos los españoles deberían ser justos y benéficos. "Art. 6. El amor de la Patria es una de las principales obligaciones de todos los españoles y, asimismo, el ser justos y benéficos" (thank you Google) La justicia siempre he pensado debe ser obra de dioses o de héroes, no de simples mortales. Esperar del género humano naturaleza equitativa es tan difícil como esperar de un pobre gran lealtad que diría François Villon, poeta triste tardomedieval francés.

Decía antes que nunca me vi Patriota, "Un Patriota, un Idiota" decía el grupo euskaldún La Polla Record. Y entre todas las frases tópicas-típicas de almanaques y sobrecitos de azúcar en especial siempre me ha gustado aquella que sostenía: la auténtica Patria de los hombres es su infancia. En ese sentido no es por falso patriotismo mi oposición rotunda al galardón en cuestión. Es simple cuestión de repasar brevemente las páginas de la Historia. La Historia con Mayúsculas y también con minúsculas.

Y una historieta con minúsculas quería relatar hoy en el Blog de mi amigo Enrique para concluir el tema. Breve prometo es y va de gabachos:

En la España de Franco ya con Parkinson, o sea, la de la Familia Alcántara, aún no eran comunes los grandes almacenes fuera de los Madriles y la Ciudad Condal, así se organizaban excursiones para ir a la France. Se le ponía un objetivo cultural, pero si se incluía parada en gran superficie comercial, mejor que mejor. Y si de paso se veía una película erótica de las aquí prohibidas, la salida al extranjero quedaba redonda ("Chupame la minga, Dominga, que vengo de Francia; chupame la minga, Dominga, que lleva fragancia..."). Pues bien, al grano, en una de esas excursiones, paró el autobús pongamos que de nobles hispanos de Valdemorillo para comprar en gran superficie comercial del país vecino. El simple hecho de empujar el carrito ya suponía novedad, subir las escaleras mecánicas toda una aventura, por no hablar de las "puertas mágicas". Estaban disfrutando nuestros compatriotas de tan grandes prodigios cuando por los altavoces se escuchó (traduzco al castellano): "tengan cuidado con sus carteras y pertenencias, acaba de entrar un grupo de españoles". Así, sin más.
Y pregunto, para terminar, a ese francés que dijo eso por un micrófono, y al que lo mandó decir, y a todos los que hicieron caso y miraron con recelo a los de Valdemorillo ¿también se les concede el Premio? Simple curiosidad. Tengan feliz fin de semana y no se atraganten con el croissant.