EL SENTIDO DE LA VIDA (I)






El sentido de la vida, de la muerte, del amor… mal asunto el jugar con estas cuestiones… sólo suelen plantearse cuando comienzan a fallar las ganas de vivir o se acaba de firmar una nueva hipoteca. De infantes o de jóvenes rara vez le dedicábamos tiempo a tal menester, simplemente jugábamos y si alguna vez nos asaltaba esa duda se dejaba aparcada para cuando fuésemos un poco más mayores. Aunque a decir verdad desde muy pronto se tenía la certidumbre de que se trataba de algo realmente trascendente por ese cosquilleo o angustia profunda que te dejaba en el pecho, sentimiento que en más de una ocasión confundí con la existencia del alma. Aunque, por otro lado, si el alma moraba en los pechos enseguida me venía a la mente la imagen de May West… y evidentemente no podía ser así.

Yo fui un muchacho juguetón más de la España tardofranquista y por lo tanto mantuve durante muchos años esas cuestiones a raya. Hasta que dos acontecimientos muy diferentes y casuales abrieron la caja de Pandora: una homilía eclesiástica y una canción de Camilo Sesto.

Vayamos por partes, como diría Jack el Destripador, primero la Iglesia, que para eso es algo más antigua que Camilo. Recuerdo que ese Día del Señor, como por aquel entonces denominábamos al Domingo, fui a una antigua y artística iglesia parroquial del centro de mi ciudad en vez de al amasijo de hormigón en forma de búnker de mi Barriada. Una iglesia de brillos, oros, platas y angelitos sonrosados frente a las grisáceas paredes a material vista y crucifijos geométricos a los que estaba acostumbrado. Pero vamos a lo que vamos, aunque no deje de ser curioso el contexto (ya más tarde incorporaría al vocabulario los conceptos de Barroco y Minimalismo) lo que influyó sobre manera en el infante que poco a poco iba dejando de ser fue una simple reflexión del párroco durante la homilía. Con metodología socrática dejó caer una contundente pregunta, no por sencilla inocente:
- “¿Habéis pensado alguna vez, queridos hermanos, que si hubieseis nacido unos kilómetros más al sur seríais islamitas?”

Comentarios

Montiel de Arnáiz ha dicho que…
Casi no me da tiempo de pensar en el sentido de mi vida. Sólo busco llegar al mes siguiente con dinero suficiente para pagar la hipoteca y comprar los potitos correspondientes. Es el problema de que nuestros políticos no nos resuelvan la economía, que no te da tiempo para filosofar...

¿Será eso lo que buscan?
Ventiladorcular ha dicho que…
Mira que no me imagino yo a un párroco (y más hace...35 años??) abriéndote una puerta a hacerte pensar siquiera en la posibilidad de alguna vía de escape de su religión y menos para abrirte las puertas a otra....
Pero ciertamente, es una pregunta que mueve la mente, pues funciona a cualquier nivel (religión, costumbres, alimentación).
Eres de determinada forma por la sociedad en la que vives, lo cual no hace sino despejarnos dudas de que el ser humano sea bueno, malo o tenga comportamientos más aconsejables que otros, según el sitio en el que te desarrolles. Cada uno es, en contra de lo que se dice, NO COMO LO HAN PARÍO, sino cómo se ha hecho. Por cómo ha aprendido de sus padres, los amigos, los enemigos, o los que simplemente pasaban por allí... y sólo podemos hacernos libres reflexionando sobre ello, y corrigiendo lo que pensamos que hemos hecho inadecuadamente, y ese pensamiento debe ser justo, no sujeto a ningún interés de ningún tipo, ni por supuesto A LA RELIGIÓN.
Un saludo y enhorabuena por este buen primer artículo
Montiel de Arnáiz ha dicho que…
Algún día nos contarás qué te ha hecho a tí un párroco o la religión en abstracto, VC. ¿De dónde procede tanto odio, tanto rencor? Del miedo, diría yo...

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