Deja mejor la cerilla encendida junto a tu lengua ensalivada
Deja mejor la cerilla encendida junto a tu lengua ensalivada.
Bienvenidos a la jungla, a esa madreselva con aureola que es la vida. La noche recarga los biorritmos con aroma de azahar templado a 25º que no son farenheit y la jungla te espera, te ansía, aguarda que te levantes de esa tumba cómoda en cuyo lado derecho intentas fundirte con el ambiente, con el color que permanece oculto en la oscuridad, los ojos cerrados, el viento encarcelado fuera de la casa. La jungla te adora, eres una más de sus fieras, de las miles de millones de bestias que surgen, caminan un poco y se exilian al cementerio de elefantes etéreo que es el cielo (o el infierno). Bienvenidos a esta jungla en la que aquellos que han comprendido el mecanismo dirigen los trinos de los árboles y el agüita dulce o salá de los desahuciados.
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