ASESINADO POR EL CIELO



Asesinado por el cielo, decía el poeta (o el cantante que cantaba al poeta que decía), asesinado, hablando de la sierpe, y el cielo era -resultaba ser- fruta glaseada, huida de una tarta gigantesca, escarchadamente gigantesca, la dulce celestial. 

Y entonces el cielo se abrió- una jauría de jolgorios, luces flechadas huyendo de las nubes blancas-blanquísimas- y escapó el asesino por el ascensor sin cuerda, subiendo con rapidez, zummmmm, y llegó arriba, huyendo, huyó, del policía que investigaba al asesinado. 

Y el cielo presentó su cohartada: lo que provocó el sobreseimiento parcial por falta de pruebas. 

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