EL MINISTERIO DEL TIEMPO - LA VOZ DE CÁDIZ-ABC - 29-03-2015
EL MINISTERIO DEL TIEMPO
Montiel de Arnáiz
@montieldearnaiz
El día en que le vi las tetas a Penélope Cruz está grabado en mi memoria con hierro candente, no por ellas sino por la sensación de que había comenzado mi propia Transición. El cine que se rodaba en la España de los 90 me parecía un sucedáneo progre y liofilizado de Pajares y Esteso, un mundillo divergente en el que un Almodóvar alocado alternaba obras maestras y óperas alumnas. Llegaron entonces a mi vida Chete Lera, aquel psicólogo de acento gallego que interrogaba a un Eduardo Noriega sin rostro, el desérticamente apocalíptico Paseo de la Castellana y las blancas tetas de Pe, que tan hábilmente nos lanzó Alejandro Amenábar como cebo mientras “Abre los ojos, abre los ojos” repetía la voz cadenciosa.
Recuerdo que al salir de la sala, completamente alucinado, pensé que era la primera vez que veía un film español a la americana; el adolescente enfadado que residía en mí no se sentía atraído por el cine de chistes gruesos y desnudos de actriz de moda, ni por el insulto verborreíco o la superficialidad de personajes que suponían ser nosotros. Luego llegaron otras películas y los premios cinematográficos y el adolescente huyó en dirección a su madurez.
Veinte años después, los hermanos Olivares han ofrecido al altar del género freak esta pequeña maravilla que es El Ministerio del Tiempo. La serie de RTVE ha tenido un impacto inmediato en la opinión pública -la red social- bifurcándose en dos vertientes: Montescos a favor y Capuletos en contra. El problema que acusan algunos de sus críticos es que les gustaría que la idea se les hubiera ocurrido a ellos; otros, en cambio, miran aun con desprecio y altanería todo lo que no sea dogmático y cuadriculado.
Un puñado de buenos personajes, humor de todos los colores, bromas privadas y cameos fantásticos, acción, romance y una producción decente, han hecho de El MdT la sorpresa televisiva de la temporada. Sus valientes creadores, Pablo y Javier Olivares, han logrado que unas ambivalentes puertas al pasado nos muestren la bella autopista que parte hacia nuestro futuro, creando una serie de ciencia ficción que se lee como una novela Steampunk y se oye como si nos narraran el cuento de buenas noches de nuestra propia vida.
Comentarios