EL HOSPITAL FANTASMA (La Voz de Cádiz 15-08-12)
Érase una vez, febrero de 1809, que los ejércitos napoleónicos querían y no podían cruzar el Puente Zuazo para terminar de domeñar España. Con las bombas que tiraban los fanfarrones, etcétera (siga la copla), la guardia salinera defendía la plaza ayudada de los ciudadanos locales que se echaban a los caños a hacer cadáveres. Nacían heridos de ambos bandos –prisioneros gabachos– y tras la rendición del Almirante Rosily y la batalla de Bailén (1808) los había habido a puñados. Era necesario construir un hospital y para ello se utilizó un convento franciscano sito en la población militar de San Carlos. Posteriormente, el hospital se integró en la jurisdicción militar, fue reformado, derribado, reconstruido y conveniado con el Servicio Andaluz de Salud. El hasta hace un lustro edificio más alto de la Isla de León ha peinado ya doscientos tres años de vida.
Ayer, agosto de 2012, Raquel, isleña de adopción y madre de cañaíllas, fue al Hospital Puerta del Mar de Cádiz. Arrastraba un maltrecho pie ayudada por dos muletas prestadas, subiendo poco a poco la cuesta caminito de Urgencias, Admisión, Triage, Traumatología, RX y otra vez Trauma. Caminito de tres horas perdidas de su vida. Pero el viaje no fue en balde: allí conoció al Dr. Raimundo Arnet, tipo amable a la par que ácido, algo deslenguado, aunque encantador, que le informó que su homóloga, homónima, homófoba, de Urgencias de San Fernando, que no le había hecho radiografías (no porque no quisiera, sino porque en Urgencias de San Fernando no hay maquinita de rayos equis), había errado el diagnóstico: el dedo meñique de su pie no estaba roto, sino luxado (bella distinción). Agradecida y aliviada, Raquel cogió sus muletas y partió al paraíso del hogar, dulce hogar, donde aguardaban sus dos pajarracos.
Hay que decir que en San Fernando sí hacen radiografías: en el Hospital de San Carlos. Pero no a cualquier hora. No en Urgencias. Es un centro de doce plantas que tiene ocho o nueve marchitas. Sus enfermeros y celadores se manifiestan presos del hastío. Los médicos no se sabe si vienen o si van. La ciudad de San Fernando (y el resto de la Bahía, por qué no) tiene, al ala del Panteón de Marinos Ilustres, un edificio re-inaugurado en 1981 y que, treinta años después, es una bofetada en la cara de los isleños por la inmensa ineptitud de unos políticos que más parecen contables que representantes de la soberanía popular local. Dicen los que trabajan en el Hospital de San Carlos que, una vez cedido, a la Junta de Andalucía le es más barato derruirlo y levantarlo nuevamente que reformarlo y adaptarlo. No puedo creerlo, viendo el estado que ofrecen otros hospitales y consultorios. Y en esas tablas pasa el tiempo no llega el jaque mate. Pero a gente como Raquel, dolorida, con dos pajarracos, le hace falta tener a un Raimundo Arnet a diez minutos de su casa en vez de ir a Cádiz, montada en un taxi, pasando sombría por la puerta del hospital fantasma.
Enrique Montiel de Arnáiz
Comentarios
Espero que Raquel se haya recuperado satisfactoriamente. Ha tenido suerte de que no la trataran en San Carlos.
Un abrazo