PRIMARIAMENTE: NO PODEMOS
Si en algo le doy la razón a Pablo Iglesias -un tipo aparentemente sensato y preparado, quizás demasiado preparado, como Albert Rivera- es en su definición de las "castas" políticas. El hecho de que los principales partidos políticos tengan un sistema estatutario tan inmovilista no hace sino dar la impresión a los que observamos desde la calle, de que no hay tanta transparencia como predican. En los últimos años hay otro concepto que nos sale al encuentro cada dos por tres: las primarias. No voy a buscar el sentido etimológico del término y tampoco me voy a detener en su significado histórico, pero de un tiempo a esta parte la necesidad, búsqueda y solicitud de primarias se ha hecho cuestión fundamental en la organización y conformación de un partido.
El problema es que los que están dentro no quieren salir y los que están fuera quieren entrar.
Esa es la cuestión que ha de resolver unas elecciones primarias, que, a fin de cuentas, son transparencia hecha votación. Los afiliados no se fían ya de los pactos y apaños preelectorales: quieren que su voto valga "uno" y cada vez están más en desacuerdo con los delegados, representantes, apoderados y demás miembros del organigrama del partido. No quieren pactos porque los pactos ayudan a las familias políticas internas. No quieren más que la elección directa. Esto se está viendo en el PSOE, un partido que se ha llenado el buche con sus maravillosas primarias y que, a la vista está, hace precisamente lo contrario.
Podrán decir luego que Eduardo Madina no puede llegar a ningún lado con esa cara de villano cutre de peli de Batman o que Susana Díaz (o Díez, que ni ellos mismos se aclaran) es la mejor situada porque si manda en Andalucía debe mandar en el resto del mundo (lo que por otro lado debería ser lógico). Pero luego, millones de militantes, afiliados, simpatizantes y observadores de la ONU -los mismos que se preguntan qué ha pasado para que los de Pablo Iglesias hayan rascado el voto de IU y PSOE (y PP)- contesten después con cierta tristeza cuando se les interroga sobre la viabilidad de unas primarias.
¿Unas primarias? No, NO PODEMOS.
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