EL SABADO

Todo empezó el día de ayer. Aún no. Eran las doce, las brujas estaban escondidas. Sabía que al día siguiente no iba a tener que levantarme temprano. Iba a dormir plácidamente, hasta que me despertara. Y lo conseguí. Pude dormir hasta casi las nueve y media, justo cuando los niños se fueron acercando poco a poco a nuestro lecho, buscando paternidad. Mi función es clara, encender la play tres y darle al On a los mandos para que los peques jugaran al Batman lego. Es un juego chulo. Estoy en el limbo, no tengo la habitual necesidad de poner a punto mi cerebro a toda velocidad. Intento descansar. Luego nos vamos a que nos dé el sol, a la caza del. Atún de almadraba, que es la época aunque no vayas en moto de 250 CC. Pongo en el coche musica de otro tiempo y me doy cuenta que ya no soy el que era, para bien. Para mal, Y el sábado se va terminando, mientras huele a sushi. Raquel es tan buena cocinera, tan curiosa... por eso y otras tantas cosas la quiero tanto. Aunque no sea sábado.

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