Por los suelos
POR LOS SUELOS
Así se han quedado las entidades financieras, o sea, Bancos y Cajas, cuando la Magistrada-Juez del Juzgado de lo Mercantil n.º 2 de Sevilla ha declarado en Sentencia que la cláusula contractual que estipula un mínimo en las hipotecas es nula de pleno derecho y que, por tanto, se debe tener por no puesta. Pero veamos el proceso: Cuando un ciudadano acude al banco sin armadura ni escudo le pasan estas cosas. Tu amigo es amigo del Director de la sucursal y te dice que te van a tratar bien con lo que ya ni pides consejo a asesores ni solicitas condiciones en otras entidades. El Director es un tipo amable –normalmente madrileño, con lo que tiene que saber de esto tela del telón porque si no, ¿qué hará ese madriles trabajando en la provincia de Cádiz?- y te habla a toda pastilla en una terminología que no tiene nada que envidiar al lenguaje técnico jurídico o sanitario. Pronto aprendes a usar términos como comisión de apertura, euríbor, tasación, avalista o penalización. Todo este embrollo se te explica con naturalidad, sin trampa ni cartón, y sólo deseas que el banco te conceda el honor de tenerte por uno de sus clientes y te conceda el préstamo que necesitas para comprar un piso de 100.000 €, para lo cual tus padres tienen que ser deudores solidarios. Sin embargo, lo tienes crudo porque el tasador valora tu casa a lo justo –a ver si puedes hablar con él y que se enrolle- y sólo cobras 1.500 € al mes. Si ganaras 200 € más no habría problema pero “Zona” te lo echará para atrás casi seguro, a no ser que Yo –el Director amigo de tu amigo- pelee en encarnizada lucha sin cuartel por tu operación, arriesgándome incluso a ser degradado a cajero en una sucursal de Bollullos del Condado. Y, al tiempo, cuando hay final feliz (y no hablo de masajes tailandeses) y el jefe supremo de operaciones internacionales de garantía máxima dice que “sí” a la concesión de tu préstamo con garantía hipotecaria a cuarenta años, tras un par de meses de total stress que te han hecho hasta adelgazar, tragas con lo que sea. Y ese lo que sea no es sino la comisión de apertura al 1 % y el suelo en la hipoteca que va del 3 al 4,5 %. Y tú no tienes ni idea de qué eseso ni falta que te hace. Más ahora llega esa señora de Sevilla, vestida de toga de raso negro o negra, según se aplique el adjetivo, y le dice en su cara a todo el sistemavampírico, digo bancario, nacional que son unos ladrones y que en tiempos de tipos de interés bajos, ellos usurariamente te han estado cobrando un mínimoabusivo que ha implicado que hayas pagado entre 100 y 300 € más, al mes, de lo que debías. Y entonces te quedas… (léase el título).
Enrique Montiel de Arnáiz
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