CHIRINGUITEANDO - La Voz de Cádiz-ABC 2-08-15



Ahora que ha quedado claro que Alex Salinas, el chaval transexual de San Fernando, no podrá ser padrino bautismal del hijo recién nacido de Susana Díaz, que a Dani Güiza le ha colocado el médico una mascarilla de oxígeno con el escudo del Cádiz y que en el caso del robo de la caja municipal de San Fernando la juez ha imputado a interventor y tesorero del Ayuntamiento, sin que se hayan producido dimisiones ni ceses, todas mis preocupaciones se centran en disfrutar de los pocos días que quedan ya hasta el siguiente día hábil judicial. 

El viernes participé en la exitosa IslaCultura, iniciativa/pataleo de muchos isleños preocupados por el desarrollo del arte y la cultura en todas sus formas, que se realizó en el infrautilizado Centro de Visitantes de la magnífica playa de Camposoto, también denominada del Castillo a causa del maravilloso fortín de Sancti Petri, bien patrimonial de la ciudad de San Fernando que, al parecer, cogestiona un municipio que no ostenta su titularidad. Cosas políticas, amigo Sancho.

Estos días estaré chiringuiteando. Me encanta ese concepto empresarial: un sitio cercano, ofertante de sombra, donde uno escucha música agradable y bebe algo fresquito, acompañado de tapa. Hay chiringos de diversos tipos y calidades: desde los que más enfocados al turismo familiar, como los de la playa de la Barrosa, hasta los que te ponen menudo y brocheta de solomillo como los de San Fernando, pasando por los más sofisticados de Vejer, en la playa de El Palmar, como La Mona.

El chiringuito capitalino es canela en rama. Sillas cómodas, camareras agraciadas y dependientes barbudos, actuaciones en vivo y/o DJ pinchando música chill-out, mojitos cubanos con vistas al ocaso mientras se goza de una atractiva y sabrosa comida de autor. En algunos hay hasta animadores infantiles: dejad que los niños se alejen de mí. Me parecen proyectos empresariales inteligentísimos, enfocados a un tipo de turismo alejado de lo clásico, que exige buen gusto. En esta tierra la gente vive pisando arena y mirando al mar: era necesario ofrecer al pueblo gaditano el Bebo los Vientos, el Potito o el Kalabeach, e igualmente lo es dar a los isleños el Nahu Beach, municipalizado y cogestionado con el Ayuntamiento de Cádiz. Qué menos.

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