LAICA NAVIDAD - La Voz de Cadiz-ABC 7-01-2015



LAICA NAVIDAD

Montiel de Arnáiz

@montieldearnaiz

 

 

Los seises de enero son días para el recuerdo en los que en vez de poner hojas de reclamaciones a nuestros familiares los andaluces pedimos tickets-regalo con cargo a nuestras sucias conciencias. Las navidades son como los Juegos Olímpicos helenos, una época subliminalmente suiza, el tiempo de la concordia y la tregua, una plaga de banderines blancos del alto el fuego. Y el fuego se reinicia hoy, siete de enero, con los padres incorporándose al trabajo un día antes que los niños a las aulas, retornando a las maldades naturales, nuestros complejos y celotipias, y a ese baño enriquecedor que se da la sociedad en los carnavales de Cádiz.

 

Al menos, cuando éramos niños meones que hurgábamos en las narices sin disimulo, el viernes siguiente a la incorporación escolar el tutor de turno nos dejaba llevar un juguete a clase para compartirlo con los del pupitre de al lado, rezando para que no nos lo rompieran. Y qué decir del maestro de lengua exigiéndonos una redacción sobre lo que nos habían traído los Reyes y lo que no. Era la educación adaptada a la realidad, que no debe ser algo erróneo. Los adultos hoy carecemos de eso. Todo lo más, el afortunado al que le han dejado en lo alto del sofá, sobre sus babuchas de paño, un Smart-watch o un teclado solar inalámbrico puede vacilar a los colegas en el hogar del pensionista o en la oficina. Son rastros delebles, aplicables tanto a Apple como a Android, que seguro todos hemos muñido, incluso los que salen en las listas iniciales de Podemos. 

 

La navidad laica nos llega con la madurez tardía, esa que aparece a los nuevos treinta cuando nuestros ideales revolucionarios se han esfumado tras pagar más de quinientas letras de la hipoteca. Miramos con cierta simpatía y un poco de desconfianza a los republicanos que se hacen regalos en Reyes, a los católicos que se obsequian por Papá Noel, al pueblo alzado en armas que se lanza en palomita a la búsqueda del caramelo perdido. 

 

Hoy, siete de enero, acaba la tregua. Vuelve la hijoputez, que ya la empezábamos a echar de menos. Vuelven el miserere indignado, la impudicia bancaria, la socialdemocracia de opereta y marketing 2.0 y hasta empiezan ya algunos a sacarle brillo a escupitajos a los incensarios. La España de mandanga y mangoleta lanza el dado, mueve ficha y come diez, avanzando en el parchís de la calenda est Carthago. Guardemos pues, todos, un minuto de silencio por la Laica Navidad que acaba de morir, dejándonos sólo el ingrato recuerdo de los que partieron con el frío y nos abandonaron a la esperanza siempre verde de que la primavera llegue rápida.

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