MONTERO & GLEZ - La Voz de Cádiz 17-12-2014



MONTERO & GLEZ

Montiel de Arnáiz

@montieldearnaiz

 

La primera vez que me hablaron de Roberto no sabía que era Roberto. Lolo Picardo, célebre personaje de “Pistola y cuchillo” y uno de los titulares que pone Ancellotti en la isleña Venta de Vargas cada domingo, me dijo que el estilo de mis artículos le recordaba a los de Montero Glez. ¿Montero qué?contesté (les ruego me disculpen: la juventud es divino tesoro pero tiene estas cosas. Yo desconocía que Montero era uno de los principales novelistas vivos de las últimas décadas. Ignoraba que Glez vivía aquí cerquita, en Sancti Petri; que su móvil lo compró a un gitano por cien pesetas hace lustros, que Montero había trabajado de aparcacoches o lo que saliera. Glez no existía para mí: No podía saber si adoraba a Camarón de la Isla, la tauromaquia, el fútbol olas mujeres. O fumar tabaco picado).

Huyó la anécdota y llegó el hombre, a través de Twitter. La irreverencia constante e inteligente (no siempre en ese orden), la lucha de clases en 140 caracteres, la veraniega conversación telefónica y susimpatía naturalísima. Roberto era un tipo amable y socarrón, un eremita de la arena chiclanera que confundíael amanecer, alguien que se alza en el almuerzo cual vampiro tras la eterna siesta del cochino. Quedamos para un almuerzo (aún sin fecha) y me propuse la investigaciónde su obra camaronera, que bien ilustró García-Alix,localizada en Algeciras. Tras ella, llegaron Sed de Champán, “La Pólvora negra y “El gol más lindo del mundo. Otras siguen, tiempo después, en busca y captura extrajudicial; le sigo la pista a Manteca colorá, que no la encuentro ni en el black market, y que es la más mejón, según Daniel Heredia, autor de la que posiblemente sea la principal entrevista realizada a Roberto, allá por los idus de marzo del trece.

Conocí precisamente por Heredia -periodista, escritor y el más certero crítico literario que tenemos en toda la provincia de Cádiz- que Montero había ganado el VIII Premio Logroño de Novela. Y curiosamente, Glez también. La obra se llama “Talco y bronce” y florecerá en nuestras librerías cuando nos roben el mes de abril. La dualidad de dos personajes enlazados y anclados por la literatura es una realidad palpable en Roberto, al que definen como una mezcla entre un Bukowski cheli y un Valle-Inclán quinqui. Se han quedado cortos en la categorización de sus fuentes literarias. Ese “hijo de puta” (Pérez-Reverte dixit, desconociendo si se refería a Montero o a Glez) que recogió su premio embozado en elabrigo de Corto Maltés es un mago iconoclasta de la metáfora. Un cráneo privilegiado que convive consigo mismo, a diariosin morir en el intento. Y yo que me alegro.



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