EL ABOGADO DEL DIABLO

El tiempo ha pasado con lentitud y rapidez al mismo tiempo. Ayer estuve haciendo entrevistas con dos magníficas periodistas, Rocío Vázquez (La Voz de Cádiz) y Pilar Vera (Diario de Cádiz). Me resultó curioso responder a sus preguntas, observar el efecto que mis relatos producen en los lectores, sus impresiones, sus sospechas. Sólo puedo estar agradecido a estas dos grandes profesionales. Luego, en el café librería La Clandestina estuve en la presentación que Juan José Téllez hizo de la última obra poética de Carmen Moreno, Irremediablemente. Deconstrucción. Me resultó sorprendente ver cómo Carmen cambió sus registros, pasando de novelista a poeta. El novelador fábula, se apoya en la realidad, mientras que el poeta hurga en su dolor para sacar su magia de las entrañas. Es un libro genial, lo recomiendo. Como decía, ayer era lento, mañana, rápido. Hoy, lo vamos viendo. Como la portada del libro, que tiene una historia curiosa que contaré otro día. Irremediablemente, lo deconstruiré.

Hay autores que te llaman la atención sólo por su nombre, son tipos que tienen la de desvergüenza de llamarse Pepe Pérez, Montero Glez o Roberto Bolaño. Uno ve su nombre, el título y la foto de portada y se dice: este hijo puta tiene que ser bueno. Sigues tu primer impulso y sacas la pasta de la cartera. La dependienta te mira con cara de sabihonda, como diciendo "¿aún no habias leído este?" Y te cobra, perdonándote la vida loca.  Empecé ayer La pista de hielo. Me gusta como me gusta igualmente el difunto Bolaño (2003). Es la desvergüenza con arte y estilo. Con métrica. El chileno sabe narrar sin prisa, con una cadencia pausara que confiere elegancia a su historia, aunque sea escatológica (de heces, no de tumbas). Este libro suyo es de esos que me hacen recomendarlo antes incluso de acabarlo. No me hacen falta más de 39 páginas.  Para muestra, un botón: "Arriba, sobre las ramas de los árboles, entre la tembladera de hojas, las ratas del camping realizaban sus ejercicios ...

Desde hace tiempo me despierto los fines de semana antes que los días laborables. Empezó quizás con la preparación de algún juicio y luego ha continuado por intentar aprovechar para hacer cosas para uno mismo. Leer, escribir algo, cotillear en internet. Luego, se levantan los niños y vuelves a ser su esclavo. Más o menos. Hoy tenía excusa para levantarme pronto. A las 7.30 los ojos se abrieron como si estuvieran programados para ello. Hace poco leí que la gente se levantaba y cogía el Ipad para ver el Twitter en la cama. Algo así hice. Luego me levanté. Hoy tengo que presentar en San Fernando a Juan G. Mesa, el autor de "Gente Muerta", una novela que quizás cambie el panorama de la literatura de fantasmas (me niego a hablar de subgéneros). Juan y yo nos conocemos desde hace veinte años y, sin ser amigos íntimos, siempre nos hemos respetado. Respeto profundamente a la gente que lucha por su sueño hasta el final y Juan es uno de esos que, como yo, vive lo que es algo m...

Yo me había acabado de levantar. Aún vivía con mis padres. Mi hermano Pablo me mandó un sms. "No te preocupes, estoy bien". No entendí nada y puse la tele y lo llamé. Ese día fue triste, y los siguientes, vergonzantes. Aznar y Acebes quisieron vincular el atentado a ETA para que nadie responsabilizara a las Azores y la lucha contra AlQaeda a la que nadie nos había invitado. El PSOE vio una oportunidad única de dar la vuelta a esas encuestas que daban a Rajoy por vencedor seguro. Los medios afines a Zapatero machacaron bestialmente y el gobierno cometió el error de permitir votar a los españoles sin una real jornada de reflexión. Gracias a aquello, pasando por la discutible actuación de policía, fiscalía y magistratura, se consiguieron derechos sociales como el matrimonio gay y se entró de cabeza en una crisis que se negó hasta que nos llegó al cuello. Esta es la reflexión, nuestros políticos se quitaron la careta desde ese día: eran unos mediocres tanto como nosotros éramos u...

Era un secreto conocido por pocos. El libro de relatos, que saldrá en el mes de abril de 2014, iba a llamarse inicialmente "El Arte de lo Inútil", que se correspondía con el título de uno de los relatos de la obra, pero, aún siendo un título bonito y evocador, no me convencía totalmente porque no representaba el espíritu del conjunto. " Bulerías Nazis " es todo lo contrario. Define una mezcla de conceptos que, aparentemente, pudiera estar alejada de la realidad. Pues no. Al igual que el anterior título, pertenece a uno de los relatos del libro, concretamente el que, según algunos lectores que se han ganado todo mi respeto, puede ser el más representativo de ese estilo difuso y poco limitado que me gusta intentar. Ahora sólo queda que la editorial Mayi elija la portada, entre las varias que se están estudiando y tendremos a " Bulerías Nazis " en capilla.  Y lo más importante: vamos a disfrutarlo.