LOAIZA Y EL BURRO (La Voz 25-04-12)

LOAIZA Y EL BURRO


​De niño, cuando sacaba buenas notas, era mi cumpleaños o el día del libro, Macamen me premiaba llevándome a una librería escondida en cuyas escaleras el Enrique canoso se fracturó un brazo probando un par de leyes de la física, o tres. Una vez allí, me regalaba el volumen que deseara: un Astérix o un Tintín, quizá algo de Enid Blyton. Era un placer que aún conservo: perderme en los estantes de mis librerías favoritas –Jaime y Quorum, Bozano, El Libro Técnico, Luna Nueva- y rebuscar en su interior a la caza del autor perdido y la portada atractiva. Un día, mi madre me regaló un libro de relatos cortos entre los que se hallaba “El burro” (me lo he inventado, claro está, tendría que buscarlo en mis cajas de la infancia para dar con el nombre exacto).
​Contaba la historia de un hombre, un niño y un burro. El hombre y el niño iban caminando y el burro llevaba unos fardos. Un viandante les hizo observar que era absurdo que el pequeño fuera andando en vez de montado en el animal, pues retrasaba la marcha. El padre hizo caso. Luego, otro que los vio hizo notar que el niño era joven y el hombre achacoso; debía ir él montado en el burro. Así lo hicieron. Después, otro que se los cruzó les hizo ver que podían ir los dos montados en el bicho, sin cansarse, y allá que subieron. Finalmente, otro que los vio sobre la bestia, les afeó que estuvieran reventando al pobre animalico, cargado de hombre, niño y fardo.
​La moraleja de esta historia es doble: todo el mundo opina y cada cual debe tomar la decisión que considere mejor prestando la atención precisa a los opinadores. Algo así debe pensar José Loaiza, Presidente de la Diputación Provincial y Alcalde de la Isla de León (algún día le restaurarán el nombre, espero), a resultas de los pleitos de la caja municipal. Loaiza, que además es abogado, ha solicitado a “su” Diputación que “ceda” uno de sus abogados al Ayuntamiento para intervenir ante el Tribunal de Cuentas, pues el letrado municipal –gran profesional, por cierto- no considera ética su intervención por diversas circunstancias. Esto ha sido aprovechado por la oposición socialista para criticar a Loaiza con el siguiente argumento: el pueblo isleño se merece el mejor abogado administrativista para que defienda sus intereses, cueste lo que cueste, más aún después de que la anterior corporación municipal se gastara 60.000 € en un bufete externo para avalar su gestión.
Loaiza ha tomado una decisión respetable, conservadora, buscando ahorrar a su pueblo un dinero quizá más necesario en tranvías. Y si hubiera decidido contratar al mejor bufete posible con cargo a los isleños, algún agorero hubiera criticado tamaño despilfarro, teniendo letrados “gratis” en Diputación. O pidiendo la dimisión del jurista municipal. Pero Loaiza debía ir a la misma librería que yo y conoce perfectamente la parábola del burro. Y se le nota.

​Enrique Montiel de Arnáiz

Comentarios

Cirugia Plastica Cali ha dicho que…
Excelente publicación, me encanto visitarte.

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